jueves, 24 de enero de 2008

Concierto for piano and Orchestra Nº 2 in C minor, op. 18

Son las 22:09 de la noche de un domingo en Gainesville


Me levante temprano, fui a la biblioteca

sudé a modo en mi viaje a bicicleta por la maldita humedad y el maldito sol

copié unas películas

comí un sándwich de pavo

hablé con la familia

me quejé en voz baja por el aire acondicionado

volví a casa

fue feliz por unos minutos, no demasiados,

lo pude sentir

ese calor típico

ligeramente


Llovió muchísimo sólo durante un rato

lo vi por la ventana

con las ventanas abiertas

luego paró, volví a casa

y me escapé a ver el reflejo de las farolas en los charcos

ahora llevó aquí metido unas seis horas seguidas


sin moverme


no se si ha vuelto a llover o no,

hace tiempo que cerré las persianas,

hablé con ella a control remoto durante, quizá, demasiado tiempo

no es que la cosa acabara muy bien…

hice algo de pasta con tomate para cenar,

consulté los resultados del fútbol,

trabajé en mis cínicos papeles insulsos,

me pregunté durante unos segundos qué coño hago aquí

y en cómo a veces los giros de la suerte se vuelven en tu contra;

como acertar la quiniela el día que aciertan 200 más

o pasar la noche con la mujer de tus sueños sabiendo que no la volverás a ver.


Son las 22:22 de un domingo en Gainesville,

el aire acondicionado hace demasiado ruido

escucho a Lambchop mientras mastico un puro a medias,

apagado, que me ayuda a combatir la ansiedad

Escribir este poema me ha tomado veinte minutos,

a ti te tomará mucho menos leerlo, seguramente.

Supongo que me alegraría si me dices que te gustó…

yo, ahora, me doy cuenta de que no he hablado directamente con un ser humano en todo el maldito el día.

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